sábado, 10 de julio de 2010

Latinoamérica y el desarrollo.

En Latinoamérica aún subsisten serias desigualdades en el plano económico que solo podrán ser desarticuladas con un desarrollo de su economía. Este desarrollo se demora, a veces avanza y luego retrocede y se estanca. Los motivos de esa situación son tres, injerencia extranjera, burguesías retrogradas y en ciertos sectores la creencia en la aparición del hombre providencial. Esto último es una herencia de la antigua estructura de caciques y que en la actualidad toma la forma de los llamados caciques políticos que aún dominan en muchas regiones.

Las burguesías retrogradas son un residuo de las burguesías coloniales en las que la vieja metrópoli se había apoyado para gobernar siempre dentro del orden que la máxima autoridad colonial imponía. Orden este que esa burguesía aceptaba sin dudar. Esta burguesía se diferenciaba totalmente de sus homónimas europeas que eran liberales, revolucionarias en defensa de sus intereses opuestas al antiguo régimen, innovadoras y manufactureras. Las criollas en cambio eran conservadoras, apegadas al antiguo orden y agroganaderas. Estas burguesías, en algunos casos, llegaron a oponerse a los movimientos independentistas.

El cacicazgo ya existía en Latinoamérica antes de la llegada de los españoles y estos lo aprovecharon para asentar su dominio ayudados por la mentalidad indígena adaptada a ese sistema y así otorgando algunos beneficios a los caciques ya dominados lograron armar una suerte de pirámide feudal con los indios y la colaboración de la burguesía.

Otro factor determinante fue la injerencia extranjera, en especial de EE.UU. a partir de la doctrina Monroe. Si bien en 1823 esa doctrina no era más que una expresión de deseos porque carecían del poder necesario para aplicarla puso en marcha un proceso que quedaría definitivamente instaurado con Theodore Roosevelt y completamente reafirmado con Truman en 1947. Es extensa la lista de las intervenciones de EE.UU. en Latinoamérica para imponer sus intereses. Latinoamérica tiene sobre sus espaldas más de un siglo de intervenciones que dificultaron su desarrollo. Sin el apoyo de las burguesías locales esas intervenciones habrían sido muy dificultosas de llevar a cabo. Las burguesías locales apoyan esas intervenciones porque les sirven para mantener a las poblaciones en estado de servidumbre. A este atraso social, técnico y jurídica añadiremos el hecho de que la mayoría de las naciones latinoamericanas, en mayor o menor medida, han tenido economías, durante el siglo 20, basadas en uno o dos productos agrícolas o mineros, por ejemplo Argentina con carne y cereales y Chile con el cobre. Estos productos eran exportados, sin valor agregado, a los países desarrollados de los cuales se importaban productos manufacturados.

Tras la década del 90 donde se impuso en Latinoamérica el modelo del consenso de Washington que imponía la liberación de las economías y la reducción del gasto público surgieron en el subcontinente gobiernos populares con una fuerte carga nacionalista que están tratando de cambiar la realidad socioeconómica. Estos esfuerzos encuentran una férrea oposición en las burguesías locales reacias al cambio por ejemplo Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador, Kirchner en Argentina o Morales en Bolivia.

Las burguesías locales centran sus esfuerzos destituyentes y conservadores a través de los medios de comunicación que dominan desde donde tratan de influir sobre la opinión pública tergiversando la realidad con la ayuda de numerosos periodistas mercenarios.

El enemigo de adentro supera al de afuera, el golpe de estado que sufrió Chávez en 2002 no hubiera sido posible si la burguesía local no contara con sus miembros enquistados en las fuerzas armadas.

En tanto y cuanto los gobiernos no logren derrotar a esas burguesías retrógradas el desarrollo de América Latina será una meta muy difícil de alcanzar. Los próximos años resultaran definitorios para lograr o no esa meta.

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