Hace muy poco la concordia entre las naciones latinoamericanas se vio seriamente amenazada. En efecto, una denuncia del presidente saliente de Colombia, Alvaro Uribe, en el sentido de que Venezuela albergaba en su territorio bases de la guerrilla colombiana FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) altero la paz de esas naciones.
Va de suyo que es, por lo menos, curioso que un presidente a menos de dos semanas de entregar el poder a su sucesor realice semejante denuncia. También es llamativo que en ves de presentarla ante la UNASUR, que seria el foro adecuado, por ser un problema entre países latinoamericanos, la presentara ante la OEA donde siempre predominan intereses de países ajenos al subcontinente.
Evidentemente hubo una segunda intención en esa denuncia. Sobre todo teniendo en cuenta que las pruebas presentadas para sostener esa demanda eran muy endebles y algunas resultaron falsas. Afortunadamente la gestión del ex presidente argentino Nestor Kirchner, hoy a cargo de UNASUR, logro destrabar la situación y acallar los tambores de guerra.
Este suceso debería ser un toque de atención para todos los latinoamericanos y permitirnos ver con claridad quien es el enemigo. Debemos comprender que el citado incidente se preparo en lugares ajenos a Latinoamerica con la intención de derrocar a un gobierno elegido en elecciones libres. El primer gobierno democrático de la región en ser derrocado con malas artes fue el de Honduras y quieren continuar. Esta ves la mira estuvo en el gobierno de Hugo Chavez en Venezuela pero, afortunadamente, la operación fallo. Sin embargo no se darán por vencidos y si no es en Venezuela lo intentaran en otro país latinoamericano. Podrá ser en Bolivia, Ecuador, Argentina, etc. pero seguro lo intentaran.
Lamentablemente en nuestros países todavía hay gente que, de buena fe, cree lo que publican los medios de prensa concentrados en poderosos multimedios que responden a intereses espurios y ajenos a nuestras realidades. Los cantos de sirena del neo-liberalismo aun resuenan, con la vos un tanto apagadas pero aun resuenan, y hay gente con mala memoria o sin capacidad de análisis que las escucha y las compra sin ver a su alrededor la realidad que dejaron años de gobiernos neo-liberales.
En Argentina los resultados de los años de gobiernos neo-liberales están a la visa. En los últimos años han surgidos menores de edad que no estudian ni trabajan y lo que es peor algunos de ellos se drogan y otros, o los mismos, realizan robos violentos donde, muchas veces sin necesidad, asesinan personas. Estos jóvenes no aparecieron por generación espontanea. Son los nietos de quienes perdieron sus empleos en la década del '90 y fueron expulsados del sistema y forzados a vivir en asentamientos precarios o en barrios muy pobres y alejados de la gran ciudad. Estos jóvenes crecieron sin ver trabajar a sus abuelos ni a sus padres, quienes sobrevivían recogiendo cosas en los basurales de los barrios acomodados y vendiéndolas en los depositas de chatarra para poder comer.
Es entonces comprensible que esos jóvenes no piensen en trabajar al no tener incorporada la cultura del trabajo. De todos modos aunque quisieran seria dudoso que consiguieran trabajo al no tener ninguna capacidad adquirida. Estudiar no esta a su alcance pues sus padres no pueden mantenerlos y aunque consiguieran becas de estudio su rendimiento escolar seria muy bajo por la mala alimentación recibida en su niñes. Entonces el porvenir se les presenta negro, muy negro, y ellos se dan cuenta porque, en verdad, tontos no son. El desanimo y la falta de horizontes los hace caer en la droga, luego en la delincuencia y en muchos casos en una muerte prematura.
Hace poco, en internet, alguien recordaba un viejo "cómic" en el que un personaje llamado Marck en un mundo de posguerra atómica luchaba contra enemigos diversos. Los mas abundantes y aguerridos eran los llamados "Mutantes", estos eran seres que, tanto ellos como sus descendientes, por culpa de las radiaciones atómicas habían desarrollado deformaciones y otras lindezas que les impedían vivir en una sociedad "normal". Si cambiamos el horror nuclear por el horror económico veremos que para el modelo que, los centros de poder mundiales, nos quieren imponer sobran varios millones de personas. Esos son los mutantes del sistema.
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